España es un país de pequeñas y medianas empresas. Según el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo en su Marco Estratégico en Política de Pyme 2030, las pymes representan el 99,8% del total de las empresas en España, y equivalen a algo más del 62% del Valor Añadido Bruto (VAB) y al 66% del total de la oferta de empleo. En concreto, las pymes que cuentan con asalariados constituyen el 46% de las empresas, y emplean a más de ocho millones de trabajadores, lo que representa el 53,3% del total de empleo disponible. Este dato demuestra la importancia de las pymes para España y para su recuperación económica, especialmente en este momento sin precedentes.
El COVID-19 ha provocado una gravísima crisis sanitaria, pero también está lastrando nuestra economía, ya de por sí agravada por las restricciones necesarias para hacer frente a la emergencia sanitaria. En España, por ejemplo, se ha producido un descenso del consumo, hecho que está llevando al tejido empresarial a una situación precaria, especialmente a las empresas más pequeñas. De hecho, según el Barómetro #LaPymeHabla de Cepyme, más del 50% de las pymes creen que la supervivencia de su empresa está en riesgo. Pero ¿cómo hacer frente a esta situación? Parece que Europa tiene algunas de las claves, como veremos a continuación.
En este caso, la restricción de horarios, las limitaciones de capacidad y la menor afluencia a las zonas comerciales han alejado a los clientes de las compras tradicionales en las tiendas físicas, y están debilitando el consumo y el gasto. Se trata de una situación que se repite en la mayoría de las ciudades europeas, que comparten de esta forma los mismos temores. Pero paralelamente, el desarrollo de nuevas tecnologías y la creciente digitalización de la sociedad han experimentado un impulso sin precedentes durante la crisis del COVID-19. Por ejemplo, el uso de dispositivos electrónicos se está extendiendo a casi todos los ámbitos de la vida, incluyendo el trabajo, el ocio, las compras y otras tareas, tanto personales como profesionales, que se llevan a cabo cada vez más a través de herramientas online, con una preponderancia de los teléfonos móviles como elemento omnipresente.
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Fuente: eleconomista.es