Los retrasos en los pagos no solo limitan la competitividad de las empresas, también impiden su crecimiento. Tanto es así que, según el último Informe Europeo de Pagos del proveedor de servicios de gestión de crédito, Intrum, el 16 por ciento de las empresas españolas contrataría a más personas si cobrase antes sus deudas.
Ante esta realidad, obviar todas aquellas acciones dirigidas a promover una economía sólida y sostenible en la empresa puede convertirse en un serio inconveniente. Las pymes son una potente fuerza motora del sistema de mercado y, en consecuencia, de la economía española. Sin embargo, son las que sufren más de cerca las consecuencias del retraso en el cobro de facturas.
Aunque la legislación española fija en 60 días el plazo de pago, las empresas de nuestro país superan con creces esos límites, especialmente cuando se trata de clientes corporativos, llegando a los 81 días.
Estos datos esconden un problema de fondo instalado en parte del tejido empresarial relativo al pago de facturas. Según el informe de Intrum, el 21 por ciento de las pymes señala los retrasos intencionados en los pagos como la principal causa de los impagos a los que se enfrentan las firmas de menos de 250 trabajadores. En este sentido, muchas compañías allanan su financiación, en parte, gracias a sus proveedores, que en su mayoría son pymes y autónomos.
Por ello, lo más importante es que tanto Administraciones Públicas como empresas respeten los plazos y compromisos derivados de sus relaciones comerciales, pero también que las pequeñas empresas cuenten con estructuras especializadas que les protejan de los impagos. Es decir, que se extienda la cultura de las buenas prácticas en relación a los plazos de pago y de prevención de la morosidad.
No hay que olvidar que la mayoría del empleo en España lo crean pymes y autónomos, que son los que tienen más dificultades. Por eso ante las facturas vencidas es fundamental actuar con la mayor rapidez y confiar en buenos profesionales para conseguir que los impagos no descentren al empresario de su cometido, es decir, su negocio.
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Fuente: eleconomista.com