Pero la realidad es que en el mejor de los casos las decisiones se toman en base a datos que están desactualizados. En otras en base a intuiciones y en el peor de ellos en los datos que nos gustaría tener, pero que no hemos llegado a conseguir. En la mayor parte de los casos simplemente no tienen una herramienta que les permita analizar los datos para poder decidir en base a ellos.
Para una empresa pequeña al final existen una serie de indicadores que nos muestran el estado financiero, pasado, presente y futuro. Si hablamos de cuestiones cómo cuanto nos ha facturado determinado proveedor es casi como utilizar una bola mágica. Y claro de esta manera es muy complicado poder negociar precios, por ejemplo.
En el caso de que la empresa disponga de estos datos y analistas que nos ayudan a dar respuestas, el problema es que no hacemos las preguntas adecuadas. O la premura de tiempo. No es lo mismo tener un dato en segundos que tener que esperar a que alguien nos lo calcule porque no sabemos como extraerlo.
En otros casos el problema es que los datos solo están disponibles para los jefes, pero el resto del personal acaba decidiendo en función de su intuición más que basado en un dato real. O tienen que pedir la información al departamento de análisis que la entregará tarde. Y esto a nivel operativo es un problema.
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Fuente: pymesyautonomos.com