Las pequeñas y medianas empresas han sido de las grandes afectadas por las consecuencias económicas de la pandemia. En un primer momento, la emergencia sanitaria derivó en negocios cerrados y la paralización de toda actividad económica no esencial, aunque desde entonces se han dado numerosas soluciones para contribuir a la recuperación del componente más importante del tejido empresarial español.
Se han activado ayudas, por ejemplo, para la financiación o para impulsar su digitalización. Si bien, ahora que la actividad comercial se recupera poco a poco, algunos expertos plantean si la internacionalización de las empresas puede ser una vía oportuna para el sustento de los negocios de menor tamaño, pues ya ha demostrado ser un camino beneficioso para las grandes empresas que quieren explorar nuevas oportunidades. Un informe del Club de Exportadores e Inversores señalaba el año pasado la “excesiva concentración de las exportaciones en pocas empresas de gran tamaño. Fuera de las llamadas empresas exportadoras regulares, hay un gran número de pymes que exportan poco y muy irregularmente”.
En ese grupo reducido siempre podemos encontrar casos de éxito, como el de BTD, una mediana empresa que desarrolla proyectos en los sectores de la educación, el agua y la salud en países de Latinoamérica y África. Su director general y presidente, Andrés Llordén, argumenta las razones por las que salir al exterior debería ser una posibilidad a tener en cuenta entre las empresas más pequeñas: “Las grandes empresas tienen su mercado, pero las pymes tienen un gran talento, y ese talento es una llave mágica para poder salir fuera. Las cosas no son fáciles ni dentro ni fuera de España, pero si uno tiene un talento diferenciado, la determinación y la constancia, al final siempre encuentra un hueco”.
Un mercado que se transforma, espacio de oportunidades
Hubo otro momento de crisis, en 2008, cuando la internacionalización de las empresas supuso un verdadero salvavidas para muchos negocios españoles, ya que el de la exportación fue uno de los sectores que más crecimiento experimentó durante aquellos años.
Fue un periodo que vivieron en primera persona en BTD Proyectos, que nació en 2005 prestando servicios de consultoría y asesoría precisamente para la expansión de otras empresas en mercados extranjeros. “En esos tiempos la demanda en España era intensa y la oferta no quería salir al exterior porque no tenía ninguna necesidad. En el año 2008, con la crisis, muchas empresas querían salir fuera y ahí encontramos algunas oportunidades. En 2009 decidimos aprovecharlas y empezamos a hacer nuestras propias operaciones en el ámbito de la educación y, después, en el del agua. Pasamos de ser consultores a ejecutores”, cuenta Llordén. Más recientemente, desde 2018, han sumado el objetivo de operar sus propias infraestructuras, siendo también los concesionarios de sus servicios.
Pese al desplome de las exportaciones en 2020 (más de 9.000 empresas dejaron de realizar ventas en el extranjero en marzo del año pasado), las previsiones son más positivas que en la crisis de 2008. El sector sufrió un duro golpe en los primeros meses del año, y según el balance global del Ministerio de Industria, las exportaciones cayeron un 10%, sin embargo, a día de hoy, el número de exportadores se está recuperando de forma constante.
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Fuente: elespanol.com