En época de crisis económica el mercado exterior se erige como una alternativa para que las empresas apuntalen sus negocios. Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, hace más de una década, el crecimiento de las ventas internacionales por parte de compañías españolas fue enorme. Si en 2008 había 101.395 compañías exportadoras en España con ventas internacionales por valor de 189.227,85 millones de euros, 10 años más tarde estas cifras habían aumentado hasta las 203.990 sociedades y 286.260 millones de euros en ingresos según datos de la Secretaria de Estado de Comercio. Ahora, en el ejercicio que debería suponer el inicio de la recuperación tras la pandemia, el punto de partida de las exportaciones es mucho más alto que en 2008, por lo que no se puede esperar un crecimiento similar. No obstante, el negocio internacional sí puede convertirse una palanca de crecimiento importante para muchas empresas.
En este sentido, el comercio exterior podría recuperar parte de su vigor a partir de la segunda mitad del año gracias a que una parte significativa de la población ya estará vacunada del covid-19 y esto, según los expertos del BBVA Research, propiciará un incremento de la actividad económica y demanda de países de la Unión Europea. En 2020 las exportaciones sufrieron en una medida muy similar a la de la economía en general: las ventas en el exterior se encogieron un 10% en términos interanuales frente al retroceso del 11% del PIB. Si tenemos en cuenta que en 2019 el 85% de las empresas que exportaron lo hicieron por menos de 50.000 euros según el ICEX, parece claro que el descenso del comercio exterior es una problemática que afecta a todo el tejido productivo. Y en este contexto, las pymes tienen menos recursos que las grandes empresas para sobreponerse a la crisis.
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Fuente: elperiodico.com