Con el crecimiento de la población hasta más de 10.000 millones de personas en 2050 y más consumidores entrando en la clase media, se espera que la demanda total de recursos alcance los 130.000 millones de toneladas para 2050, frente a los 50.000
millones de 2014. Eso representa un 400% de la capacidad de regeneración total de la Tierra. Claramente no habrá suficientes recursos para abastecer la demanda mundial de ciertos recursos, como los metales. En 2030, la mitad de la población mundial vivirá, por una u otra razón, en zonas con estrés hídrico. Todos estos factores conducirán a subidas de precios y volatilidad de materiales y energía.
Las emisiones de gases de efecto invernadero que aceleran el calentamiento global son un producto de nuestra economía extractiva de "extraer-fabricar-usar-tirar", que se basa en combustibles fósiles y no gestiona los recursos a largo plazo. Se necesita una gran transformación de este modelo para cumplir con el objetivo de limitar el crecimiento de la temperatura a los 1,5 ºC establecido en el Acuerdo de París. La economía circular es un ingrediente fundamental para esta transformación.
No obstante, solo un 9% de la economía mundial es circular. Esto no es sostenible y requiere urgentemente una transformación de nuestro modelo económico lineal.
La transición a una economía circular puede desbloquear un crecimiento del PIB mundial de 4,5 billones de dólares para 2030, además de mejorar la resiliencia de las economías mundiales.
Los modelos de negocio lineales pueden ser rentables a corto plazo, pero con el tiempo se enfrentarán a riesgos de mercado, operativos, legales y empresariales. El aumento de los precios de los recursos y la volatilidad de los precios pueden amenazar
la rentabilidad futura de las prácticas comerciales actuales. Los paquetes de políticas de economía circular pueden influir en la legislación pendiente y en la demanda futura de los clientes, afectando a las empresas y a los mercados.
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Fuente: aenor.com