Es un error para las pymes seguir planteándose la sostenibilidad como una alternativa. Incluso, va mucho más allá de poder ser considerada una tendencia. Podríamos, en primer lugar, verla casi como una imposición. El pasado año, el Parlamento Europeo promulgó la Directiva (UE) 2022/2464 sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), que por primera vez extiende a este segmento empresarial la obligación de hacer público un informe anual del impacto ambiental, social y de gobernanza (lo que se conoce como triple impacto) derivado de su actividad económica. De momento, esta normativa aplica sólo a las pymes que cotizan en bolsa, pero previsiblemente este tipo de obligaciones terminarán por afectar también al resto de las pymes.
Pero sobre todo, debe verse como una necesidad. Para garantizar la supervivencia del planeta y convertirlo en un mundo más saludable y más justo, sí. Pero también para asegurar el negocio y crecimiento de la propia compañía. Porque los grupos de interés (los clientes, los empleados, los inversores, etc.) exigen cada vez un mayor compromiso por parte de las empresas. Y estas obligaciones, que pretenden impulsar la transformación sostenible de la economía, pueden convertirse también en una ventaja competitiva para las pymes.
En un mundo globalizado y preocupado por el impacto negativo que estamos dejando a nuestro paso, adelantarse a la legislación y adoptar un compromiso sostenible puede marcar la diferencia frente a la competencia y otorgar a la empresa un posicionamiento privilegiado en su sector. El target de consumidores conscientes que buscan alternativas sostenibles está creciendo a gran ritmo, especialmente entre la población más joven. Y a la hora de tomar sus decisiones de compra o contratación, una pyme bien posicionada en este sentido saldrá siempre beneficiada.
Además, una apuesta decidida y demostrable por la sostenibilidad puede facilitar el acceso a condiciones más ventajosas de financiación, atraer mayor inversión y situar a la pyme en las listas de proveedores referentes o prioritarios de grandes empresas y/o de Administraciones públicas, lo que se traducirá en un aumento del negocio.
En este punto, es fundamentales comunicar la sostenibilidad de forma efectiva y transmitir esa apuesta a la sociedad para que dicho compromiso se transforme en valor reputacional para la compañía.
Asimismo, desarrollar una cultura corporativa interna que consiga involucrar a los propios empleados en el propósito de sostenibilidad resulta clave para conseguir esa transformación, pues es la conciencia individual la que impulsa el cambio en las organizaciones. Y si además se esfuerzan por traccionar a su cadena de valor y consiguen que proveedores y clientes se alineen con esa voluntad de ser cada vez más sostenibles, estarán construyendo los mejores cimientos para el éxito de su negocio.
Siete medidas para crear pymes sostenibles
La sostenibilidad debe ser percibida como un camino de mejora constante y, en ese proceso, desde Impact Hub Madrid planteamos siete medidas que pueden ayudar a las pymes a ser más sostenibles, con todos los beneficios ya comentados que eso conlleva:
- Reducir el uso de energía y recursos disponibles. Se trata de utilizar los recursos de manera eficiente. En la oficina, apostar por un consumo responsable de luz, calefacción y agua, evitar los plásticos de un solo uso, reutilizar materiales sobrantes o apostar por productos responsables y de proximidad. También conviene monitorizar la eficiencia de equipos y procesos y plantearse su revisión y actualización cuando sea conveniente.
-Transformar la cadena de suministro. Es fundamental tratar de seleccionar proveedores locales. Así la empresa será más resiliente ante posibles fluctuaciones económicas, reducirá la dependencia de las importaciones y evitará la deslocalización mientras contribuye al desarrollo económico local.
-Revisar el impacto del diseño de los productos. Si la pyme fabrica productos físicos, conviene que revise la huella ecológica que generan los materiales, el packaging y los métodos de entrega, así como la eliminación o reutilización de estos productos al final de su vida útil. Es aconsejable encontrar nichos de oportunidad y hacer un rediseño optando por alternativas circulares.
-Organizar reuniones virtuales. Las reuniones virtuales reducen el impacto ambiental que generan los desplazamientos, eliminan barreras geográficas y acaban con los problemas de movilidad. Además, algunas plataformas virtuales añaden la opción de subtítulos, por lo que pueden ser accesibles para personas con discapacidad auditiva. Este compromiso con la inclusión y el medio ambiente ayuda a construir una fuerte reputación de marca.
-Optar por medios alternativos de transporte. El transporte aéreo representa entre un 10% y un 25% de la huella de CO2 que generan las empresas internacionales. Utilizar alternativas más ecológicas, como puede ser el tren, es una forma de evitar las emisiones vinculadas a los viajes de trabajo.
-Involucrar al personal en medidas efectivas. Es importante escuchar al personal y atender sus prioridades, intereses y preocupaciones, y ofrecerle conocimiento y capacitación para crear conciencia sobre los desafíos medioambientales. Hacerlo de manera divertida y con aplicaciones prácticas facilita que los empleados entiendan por qué y cómo pueden contribuir al cambio.
-Atraer talento sensible a la sostenibilidad. En los procesos de selección conviene incluir valores y objetivos de sostenibilidad que permitan atraer perfiles con valor añadido que puedan apoyar y elevar la estrategia de la compañía.
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Fuente: muypymes.com