En el entorno rural que custodian las sierras de Espadán y Calderona y a poca distancia de la ribera del río Palancia, los muros de esta antigua masía del siglo XVIII se asientan sobre los vestigios de una villa romana.
Brillantemente restaurada y convertida en un hotel con encanto, esta finca rural se rodea de 23 hectáreas repletas de almendros y algarrobos.
Y todo ello convive en perfecta armonía en un edificio de estructura claramente mediterránea y que recuerda a las villas de la toscana